Uno de los temas más sensibles en un proceso de divorcio es el impacto que este puede tener en los hijos. Una consulta habitual que suelen plantear los padres es si sus hijos pueden declarar ante un juez durante el juicio. La respuesta no es simple, ya que involucra diferentes factores, como la edad, la madurez y el bienestar emocional del menor. Este derecho, regulado tanto por la legislación española como por tratados internacionales, tiene como objetivo proteger y priorizar el interés superior del menor, pero también supone un reto para garantizar que su participación no tenga consecuencias negativas para su desarrollo.
¿Cuándo pueden los hijos declarar ante un juez?
La Convención sobre los Derechos del Niño (CDN), en su artículo 12, establece que los niños tienen el derecho a expresar su opinión en todos los asuntos que les afectan, y que dicha opinión debe ser tenida en cuenta de acuerdo con su edad y madurez. En el contexto de un divorcio, la legislación española garantiza este derecho a los menores, permitiéndoles ser escuchados en asuntos como la custodia, el régimen de visitas y otros aspectos relevantes del proceso.
Sin embargo, la participación de los hijos en un proceso judicial no siempre es automática, ya que se evalúan diferentes aspectos para decidir si es adecuado que el menor declare ante el juez.
Factores clave para que los hijos puedan declarar
- Edad y madurez del menor: En España, el derecho de los hijos a declarar ante el juez se reconoce a partir de los 12 años de manera general, aunque, en función de la madurez del niño, este derecho puede ser ejercido por menores a partir de los 10 años. Esto se evalúa caso por caso, ya que la capacidad del menor para entender el proceso y expresar su opinión de manera autónoma es un factor crucial.
- Entorno de la audiencia judicial: Para evitar que el menor sienta una presión innecesaria o experimente estrés emocional, la ley prevé que su participación se realice en un entorno protegido. Generalmente, el juez puede entrevistarse con el menor en una sala distinta, evitando la presencia directa de los progenitores y de otros actores del proceso. Esta audiencia debe llevarse a cabo de manera respetuosa y cuidadosa, evitando que el menor se sienta forzado o manipulado por alguna de las partes.
- Apoyo emocional y educativo: Para garantizar que el menor pueda expresar sus deseos y opiniones de manera adecuada, es fundamental contar con el apoyo de profesionales como psicólogos o trabajadores sociales. Estos especialistas no solo pueden ayudar al niño a manejar las emociones que surgen en el proceso, sino que también pueden asistir al juez a interpretar correctamente las manifestaciones del menor.
Implicaciones del derecho de los hijos a declarar en un divorcio
Permitir que los hijos sean escuchados durante un proceso de divorcio tiene varias implicaciones tanto para ellos como para el resultado final del procedimiento:
- Mejora en la toma de decisiones: La posibilidad de escuchar al menor permite al juez tomar decisiones más ajustadas a las necesidades del niño. Su bienestar emocional, sus vínculos con los progenitores y su adaptación a la nueva situación familiar son aspectos clave que el juez tiene en cuenta al dictar resoluciones sobre custodia y régimen de visitas.
- Prevención de conflictos: Al permitir que los hijos se expresen, se puede reducir el nivel de tensión entre los progenitores. Si el menor siente que su voz ha sido escuchada, es más probable que acepte el resultado del proceso y se sienta parte de las decisiones que afectan su vida diaria.
- Empoderamiento del menor: El derecho a ser escuchado otorga a los menores una mayor sensación de control sobre sus vidas, algo fundamental para su desarrollo emocional. Sentirse parte activa de un proceso tan importante como el divorcio de sus padres les proporciona seguridad y les ayuda a adaptarse a los cambios de manera más saludable.
- Protección contra la manipulación: Uno de los riesgos al permitir que los hijos declaren en un proceso de divorcio es que se les utilice como herramienta para inclinar la balanza a favor de uno u otro progenitor. Por ello, los jueces deben ser muy cuidadosos a la hora de interpretar los deseos de los menores, asegurándose de que no están influenciados o presionados por ninguna de las partes.
El proceso de escucha del menor en España
En España, el proceso de escucha del menor está regulado por el artículo 770.4 de la Ley de Enjuiciamiento Civil. Según esta normativa, el juez tiene la obligación de escuchar al menor siempre que este tenga, al menos, 12 años, o incluso antes si se considera que el menor tiene suficiente madurez.
Este procedimiento es independiente de las declaraciones o pruebas presentadas por los padres o los peritos que puedan intervenir en el juicio. El objetivo es que el menor pueda expresar libremente sus preferencias, deseos y preocupaciones en relación con las medidas que le afecten directamente, como la custodia o el régimen de visitas. No obstante, el juez no está obligado a seguir a rajatabla la voluntad del menor, ya que su principal misión es salvaguardar su interés superior.
La importancia de un asesoramiento legal especializado
Dada la complejidad de este tipo de procedimientos y el impacto que puede tener en los menores, es fundamental contar con el asesoramiento de un abogado especializado en Derecho de Familia. En Cuadrat Abogados, nuestro equipo de profesionales cuenta con una amplia experiencia en procesos de divorcio y está preparado para ofrecerle el mejor asesoramiento en todo lo relacionado con la custodia de los hijos, el régimen de visitas y otros aspectos relacionados con el bienestar del menor.